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Mi Historia x Nathan Ordaz 

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Al principio fueron motocicletas de motocross, cuando tenía cuatro o cinco años, antes de tocar un balón de fútbol, ​​me podían encontrar en Palmdale, donde vive mi abuela, andando en motocicletas por el desierto con mis tíos. Aprendí a andar en motocicleta antes que en bicicleta. Eso es lo que quería hacer cuando fuera mayor: ser piloto de motocross.

Descubrí el fútbol cuando tenía seis años, principalmente porque a mis tíos les gustaba. Ese mismo año fue el Mundial de 2010. Viendo esos partidos por televisión tuvo un impacto en mí. De repente, andar en motos ya no era importante.

Crecí en Encino en el corazón del “Valle.” Veinte minutos desde la playa; a dos minutos de cualquier tipo de comida que podías desear. Mi mamá y mis abuelos son de El Salvador y la comida salvadoreña es mi parte favorita de la cultura. Mi familia hace pupusas y charamuscas.

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Creo que tenía 12 años la primera vez que oí de LAFC. Jugaba en un club llamado Real SoCal desde que tenía seis años. (Ahora se llama LAFC SoCal Youth). Jugamos contra la academia de LAFC en uno de sus primeros juegos; creo que perdimos 2-0. No sabía que LAFC era un club de la MLS. Yo simplemente pensé que era un equipo juvenil normal como todos los demás.

Cuando LAFC me llamó, fue cuando supe que era un equipo profesional. LAFC era sólo una academia. No había ningún equipo. No tenían a Carlos Vela ni un estadio.

Después de esa primera sesión de entrenamiento, me dijeron: "Si quieres unirte a nosotros, te llevaremos.” Yo dije: "Genial, gracias.” Me sentí en conflicto porque había jugado para el Real SoCal durante seis años, mitad de mi vida.

Ahora me siento muy contento de haber dado ese pase.

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Mi compañero del equipo, Erik Dueñas, tomó la misma decisión aproximadamente un año antes que yo. Se fue a LAFC antes de que existiera el equipo o un campo de práctica. Las cosas ya se estaban construyendo cuando llegué aquí.

Recuerdo mi primer partido en casa en el nuevo estadio. Para mí, los aficionados siguen siendo la mayor diferencia entre LAFC y otros clubes de la MLS. Sin faltarles el respeto, pero nuestra afición es más apasionada y más unida que en los otros estadios en los que jugamos. Lo sentí desde el primer partido.

Lo volví a sentir cuando ayudaba como recogepelotas en los partidos del primer equipo. Estaba parado justo al lado del poste cuando Carlos Vela anotó ese empate contra el Galaxy en 2019. Puedes verme en el video y las fotos.

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Para retroceder un poco: siempre había sido un fan del Real Madrid, y luego vi en la tele un partido del Borussia Dortmund y vi jugar a Marco Reus. Pensé: 'Es realmente bueno.' Tan inteligente. Se convirtió en mi jugador favorito. Y aquí estaba yo, no sólo en el campo junto a jugadores de primera división como Reus, sino que estaba entrenando para convertirme en uno de ellos.

Siempre me he sentido ignorado como jugador. Siempre he tenido la sensación de estar fuera, mirando hacia adentro. Antes de que LAFC me dijo que me querían, nunca me había sentido como la primera opción de nadie. Yo nunca fui el tipo de jugador al que diría: algún día estará en el primer equipo. No tenía esa expectativa. LAFC me enseñó a esperar el éxito.

Si tuviera que escoger una razón por la cual llegué aquí (en el equipo de los campeones de la MLS), diría: mi mentalidad. Le doy crédito a mi papá por eso. Desde pequeño me decía: En lo que hagas, intenta hacerlo perfectamente, así nadie podrá negar que eres lo mejor. Me di cuenta de que atacar, crear oportunidades y rematarlas es lo que me hace buen jugador. Jugando con la academia me recordó de lo que me decía mi papá y comencé a marcar más goles.

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Sin embargo, firmar un contrato con el primer equipo no significaba que tenía la oportunidad de escoger mi número de camiseta. Usé el número 95 (por Lightning McQueen de Cars) cuando jugué para nuestro segundo equipo en Las Vegas en 2022. Quería seguir usando el 95, pero me dieron el 27. ¡No iba a discutir!

Ese número ha estado en mi espalda durante los mejores momentos de mi carrera. En nuestro partido del U.S. Open Cup contra Monterey Bay al principio de este año (10 de mayo), jugamos contra un equipo de jugadores de 29 y 30 años; la mayoría de nosotros éramos adolescentes. Nadie esperaba que ganáramos ese partido. Los titulares del primer equipo estaban concentrados en la Liga de Campeones de la Concacaf en ese momento, por lo que la idea era dejarlos descansar y darnos a los jóvenes una oportunidad contra profesionales.

Luchamos muy duro esa noche. Teníamos todo que demostrar y nada que perder. Jugué los 120 minutos de un partido que llegó a los tiempos extras y luego a los tiros de penales. Mi familia había viajado seis horas hasta Monterey, así que me sentí bien jugando frente a ellos. La respuesta que recibí después de nuestros entrenadores fue que había jugado bien. Los jóvenes... todos vimos ese partido como una oportunidad. Para mí, sabía que mi forma de jugar determinaría si me elegirían para el primer equipo el próximo partido. Necesitaba jugar bien, para mí y para el club, y lo hice.

La misma situación contra el Galaxy (en los octavos de final del U.S. Open Cup). Necesitábamos crear otro milagro. Siento que jugamos bien en la primera mitad. Luego marcaron después de medio tiempo, eso fue un golpe difícil de tomar. Perdimos 2-0 pero no fue una mala noche. Fue otro paso adelante.

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Dos meses después, estoy jugando con el primer equipo: Denis [Bouanga], Ilie [Sánchez], Kellyn [Acosta]. Tenemos ventaja sobre Juárez en un partido de Leagues Cup y Denis me manda un pase al espacio y de repente ese pequeño del se enfrentaba con un portero de la Liga MX...

Estaba muy nervioso cuando lo disparé. No habría excusa si hubiera fallado. Tan pronto como salió de mi pie yo pensé: "Y si golpea el poste aquí, va a golpear el poste.”

Lo único que tocó fue la red de la portería. Una vez más, el sentimiento principal fue de alivio. Felicidad por haber marcado mi primer gol con LAFC. Y gratitud. Pero también, Uf. Alivio.

En nuestro siguiente partido de la Leagues Cup contra el RSL [Real Salt Lake] comencé, jugué bien y marqué. Fue una noche perfecta.

Espero tener más noches perfectas con LAFC en el futuro. Solo tengo que recordar lo que me enseñó mi papá sobre cómo hacerlo para que no puedan ignorarme. Es posible que no llegue mañana ni la semana que viene, pero eventualmente lo haré. No apuestes en contra de mí.

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